Con Joseph Conrad rumbo a la imprenta

02.09.2013

Con Joseph Conrad rumbo a la imprenta

Acaso, uno de los placeres de editar un libro de Joseph Conrad es que, estés donde estés, frente a una pared o a un árbol, te coloca el mar, con sus mil caras, siempre delante. 

Incluso, podría decirse, consigue que vivas día y noche en un camarote sobre un mar en calma o sobre una peligrosa tempestad...
 
Así, en Espejo del mar, nos cuenta (en traducción de Javier Marías): 

"No creo que haya nacido hombre que, veraz consigo mismo, pudiera afirmar haber visto nunca al mar con un aire juvenil, como lo adquiere la tierra en primavera. Pero algunos de nosotros, que miramos el océano con comprensión y cariño, lo hemos visto aventajado, como si los tiempos inmemoriales se hubieran desperezado desde el imperturbable fondo de cieno. Pues son los temporales de viento los que hace parecer al mar anciano. [...]
Si quieren ustedes saber la edad de la tierra, observen el mar durante una tempestad. El gris de la entera superficie inmensa, los surcos del viento sobre los rostros de las olas, las grandes masas de espuma, arrojadas las unas contra las otras y ondeando, como enmarañados mechones blancos, le dan al mar, en medio de un temporal, una apariencia de cana edad, deslustrada, mate, sin destellos, como si hubiera sido creado antes que la luz misma. [...]
Habla aquí el hombre de los mástiles y de las velas, para quien el mar no es un elemento navegable, sino un compañero íntimo".
 
Y también: "Varar, es, en efecto, el reverso de hundirse". 
 
Por ello, La uÑa RoTa leva anclas y con el capitán Joseph Conrad a bordo (junto a los traductores Miguel Martínez-Lage, Catalina Martínez Muñoz, Eugenia Vázquez Nacarino y el dibujante Ramon Sanmiquel), se hace a la vela con rumbo a la imprenta, cada vez más cerca. 
 
Próximo destino: los lectores. Muy pronto.
 
Imagen: ©Claude Chucel