No escribe versos. Su único afán es suprimir el tiempo, para ello cada mañana abre la ventana y se muda de palabra. Elige un poema para el calzado y otro que le haga juego con la camisa, y si hace fresco se abriga con un poema grueso que le proteja del viento. De este modo, sale a la calle disfrazado de verso, ajeno al paso del tiempo, buscando un pretexto para vivirse por dentro.

Páginas: 20
1997 AGOTADO

Carlos Matarranz

De él se ha dicho que pinta en los espacios más variopintos. A Cuba emigró para dibujar litografías y terminó sumergiéndose de paleta, pincel, cuerpo y alma en las aguas del Atlántico para retratar peces, algas y caracoles de mar. Lleva años preparando una exposición de estos hallazgos que recorrerá medio universo estelar.